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  • Foto del escritorYALOV

Deja el trono


Hola amigos y amigas un día más les traigo una pequeña reflexión, esta vez acerca de la integridad del corazón. Pero, como en todos los artículos, quiero recordarles que no estás sol@, Dios se preocupa por ti en cada detalle y, sea lo que sea que estés pasando, tiene un propósito. Sólo confía en Dios.

Ahora sí, quiero hablarles sobre el famoso versículo que dice:

"Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne" (Ezequiel 11:19)

Siempre he escuchado esta promesa hermosa que Dios hace y he pensado que de alguna manera misteriosa Dios podía cambiarme el corazón, hacerlo más receptivo, noble e íntegro pero, hasta hace muy poco caí que el versículo anterior a ese también es importante:

"Cuando los israelitas regresen a su patria, quitarán todo rastro de sus imágenes repugnantes y sus ídolos detestables" (Ezequiel 11:18)

¿Esto qué quiere decir? Pues, que tenemos una tarea que hacer, quitar (con la ayuda y la revelación de Dios) todo aquello que ocupa el primer lugar en nuestro corazón. Soltar todo aquello que no queremos soltar, dejar en segundo plano lo que yo pienso, lo que yo creo y lo que yo siento. Sí, queridos y queridas, porque ídolos o imágenes no son sólo las físicas sino también, es todo aquello que se encuentre por encima de Dios en nuestra mente y corazón.

Dios quiere que lo pongamos en primer lugar, que lo que está en su Palabra prevalezca sobre nuestra propia opinión y que su manera de actuar, hablar y pensar sea la nuestra. No quiere que acomodemos su Palabra a nuestra forma de vivir, a nuestra manera de pensar, lo que quiere es que, por medio de su Palabra y con la ayuda de su Espíritu Santo, seamos transformados a su imagen y semejanza.

Quizá, la manera de Dios sea la más lenta, la más trabajosa, la más complicada pero será la que mayor bendición traiga. Será, siempre, la mejor decisión que podamos tomar porque la manera de Dios, su forma de ser, actuar y hablar siempre será perfecta y eso debemos imitar.

No sólo es que Dios nos transforme el corazón y ya, sino, lo primero que debemos hacer, es soltar todo aquello que estorba y que Dios desea quitar de nuestra vida. Para que todo sea muchísimo mejor para nosotros y así, seamos lo que Él espera de nosotros, ¡Su pueblo!

"Para que obedezcan mis decretos y ordenanzas. Entonces, verdaderamente serán mi pueblo y yo seré su Dios. (Ezequiel 11:20)

Actúa a la manera de Dios y no según tu conveniencia. Vive a la manera de Dios y no a tu manera. Y, tus decisiones tómalas según la sabiduría de Dios y no en tu propio conocimiento. Quita al "Yo" del trono y deja que empiece a gobernar Dios.




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