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  • Foto del escritorYALOV

Descubriendo a Jesús 2: El tipo de su sacrificio


En el estudio anterior leímos como Dios le promete una descendencia a Abraham, aún a pesar de ser anciano y su esposa estéril. Vimos la actitud de obediencia y fe que tuvo Abraham y, una vez más la veremos en esta parte.

Aunque la parte que tocaré hoy no habla de una profecía de Jesús, sí que veremos un "tipo". Un ejemplo de cómo sería lo que Jesús iba hacer mil años después.

Génesis 21: 1-3 "Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había hablado. Y le llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac."

¡Imagínense la alegría de Abraham! Un hijo, deseado y esperado, de la mujer que amaba. Un hijo en su vejez. ¡Lo imposible para ellos, Dios lo había hecho posible ante sus ojos! ¡Qué regalo más grande! Ni hablar del amor que sus padres debieron sentir hacia su hijo. Isaac, que significa "risa", era el tesoro de sus padres, la promesa anhelada que Dios cumplió. Y Dios lo sabía...

Génesis 22: 1-3 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.

Hay muchas cosas que podemos observar en este pasaje, pero sólo resaltaré 3 cosas.

  1. Dios sabía que Abraham amaba muchísimo a Isaac, era el único, según la promesa de Dios. Sabía que para Abraham, Isaac, su hijo, su promesa cumplida era importante, pero ¿Más importante que el Dios de la promesa?

  2. Abraham no puso excusas, no puso peros, ni pregunto "por qué", simplemente se levantó, alistó lo que tenía que alistar, tomó a sus siervos y a su amado hijo y fue al lugar que Dios le dijo.

  3. La fe y la obediencia completa de Abraham hacia Dios, la negación de sus propios deseos produjeron que Dios le multiplicara la promesa y lo bendijera grandemente. (Génesis 22:17-18)

Estos tres puntos también se pueden llevar al amor de Dios, la vida de Jesús y las consecuencias de su entrega.

  1. Dios ama a Jesús, pues es su Hijo, el Unigénito de Dios. Uno de los momentos en el que lo demuestra es, a la hora del bautismo de Jesús, cuando una voz de los cielos dijo: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17). Dios se complace en Jesús, es lo más preciado que tiene. Pero, tuvo que pasar por el trago amarlo de verlo morir.

  2. En el caso de Abraham, Dios le proveyó un cordero, no tuvo que sacrificar a Isaac. Pero, en la promesa de Dios alguien tenía que pagar por el precio de nuestra maldad, y sólo podía ser alguien perfecto como Jesús. Y fue Jesús, quien sabía el precio que tenía que pagar y no lo cuestionó, no dijo: "¿Por qué no lo hace otro? ¿Por qué tengo que hacerlo yo? Si esta gente ni siquiera cree en mí." Jesús, por voluntad propia, sabiendo todo lo que le vendría encima, decidió entregarse. Teniendo el poder para salvarse, decidió quedarse en esa cruz, soportando la agonía de morir ahogado por su propia sangre. Jesús lo hizo, tuvo miedo, sintió dolor pero entregó su vida, dejó a su madre y a sus amigos, para pagar el precio de nuestro pecado ¿Por qué? Porque nos ama.

  3. Jesús no se aferró a su trono o posición, tampoco se aferró a la vida ni a su familia y amigos. Él lo entregó todo para que se cumpliera la mayor promesa que Dios le hizo a la humanidad desde Génesis 3:15. La redención llegó por medio de su muerte y su resurrección. Padeció por un propósito: Hacer posible una relación entre Dios y la humanidad, íntima y correcta. La mayor bendición que recibió Abraham, por su fe y obediencia, fue que a través de su descendencia Dios bendeciría a todas las familias del mundo. ¨Y, Dios así lo hizo por medio de Jesús, también fue su amor y obediencia, las que hoy nos permite ser amigos de Dios, ser familia de Dios, ser hijos de Dios.

Por eso amados lectores, hoy no sólo recordemos la muerte de Jesús, sino también el propósito por lo que lo hizo, y la bendición de la que hoy podemos gozarnos gracias a la fe y la obediencia de Jesús.



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